jueves, 5 de enero de 2012

Se está moviendo…


Estoy convencida que existe un lugar en el mundo capaz de hacernos sentir que encontramos un rincón en donde acomodarnos y nos sentimos cómodos, y al mismo tiempo, podemos encontrar una razón por la cual querer salir eyectados en una catapulta y no querer volver jamás. Creo que todo es una cuestión de perspectivas.

Hoy estoy así. Ni bien ni mal, digamos. Solo reflexiva.

Vengo de una ciudad cosmopolita, mi querido Buenos Aires. Una ciudad de la que extraño sus 4 estaciones bien marcadas y definitivamente no extraño su gente estresada por demás. Una ciudad que amanece tarde y se acueste de madrugada, y donde caminar es una cuestión de todos los días. Pero más allá de si esto es bueno o malo, si las medialunas, el mate o el dulce de leche son las delicias del mundo, Buenos Aires tiene una gran ventaja, pero la goza por estar tan lejos de todo y de todos. No hay catástrofes naturales. No hay tsunamis, temblores, tormentas de nieve, huracanes, ni nada que se le parezca. En Buenos Aires, los problemas no pasan por allí. Digamos que en el fin del mundo, se acordaron que debían darnos algún bonus track.

Ok. Todo muy lindo. México tiene playas por donde se lo mire, un clima en la ciudad que “dicen” es privilegiado (todavía no puedo decirlo, porque me vine del invierno al invierno, esto no es justo). La gente es amorosa, y pasarla bien es una obligación. pero tiene que tener algo malo, más allá de lo excesivamente picante y el problema de los lácteos.  Bueno, aquí voy:

Mes y medio en México, y es sábado. Son las 6 de la tarde aprox., y estoy tirada en el sillón mirando tele. Se escucha un “crack” muy fuerte, y se empieza a mover la pared. Luego sigue moviéndose, y los cuadros empiezan a oscilarse y repican como tambores. Es un terremoto. Esto es la ciudad de Mexico. Una cordial bienvenida abordo, abróchense sus cinturones.

Digamos que en menos de 2 meses aquí, estoy bastante bien bautizada, entre la experiencia gastronómica, el tráfico y el terremoto, ya tengo un 80% en mi haber de lo que consiste vivir en México. Y puedo verlo como algo positivo todavía….siempre es bueno decir todavía! Ajjajaja

Lo importante es la actitud de cómo se vive, y creo que ahí esta el key. Mientras el edifico se movía, las líneas telefónicas colapsaban, y los twitters informativos se disputaban la escala de Richter, yo me senté tranquilamente y decidí no pensar. Una gran actitud, por cierto, y muy recomendable para todos uds.  Por supuesto que están los que empezaron a recordar la catástrofe del terremoto del 85, otros, más apocalípticos aún, citaron a los Mayas y su teoría del fin del mundo.  Siempre habrá de estos personajes, que nos nutren de escándalo.

Yo sólo les puedo decir que la tierra tembló, y se movió bastante. Aunque ahora, pensándolo bien, no fue tan grave , y por eso aquí estoy. Encontré un rincón donde quedarme, y me gusta.

Aprovecho por eso a desearles un feliz año a todos! Hoy me desperté más reflexiva, con ganas de contar otro costado de mi, espero lo hayan disfrutado.

Arrivederci!


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